Bartolomé José Gallardo
 

Si Pedro Saínz y Rodriguez en su libro “Gallardo y la crítica de su tiempo” se refiere a Gallardo como poeta señalando que manejaba Gallardo magistralmente nuestros antiguos metros cortos, flanqueando lastimosamente en  cuanto salía de ellos. En estos metros están sus mejores versos, que pueden dividirse en dos grupos: eróticos y burlescos.


Una combinación de ambos y un  reflejo de su vena anticlerical, es el poema “El Dominus tecum, o la beata y el fraile”.


En “Blanca Flor” refleja su vena lírica; en “El Panteón de El Escorial”, su ideología antimonárquica y en “El Dominus Tecum” su vena anticlerical.


Este poema se recoge en la Antología de la poesía erótica y española e hispanoamericana. edición de Pedro Provencio. Y la he encontrado visitando la página de “palabra virtual” :


http://www.palabravirtual.com



y dentro de ella en


http://palabravirtual.com/index.php?ir=ver_poema3.php&pid=12092


*El Dominus tecum, o la beata y el fraile*

 En el pío ejercicio
 de domarle la carne a una beata,
 el reverendo padre fray Sulpicio,
 práctico medicante de estos males,
 la hacía cala y cata,
 sabiendo, por el uso de su oficio,
 que el cuidado primero en casos tales siempre ha de ser descabezar el vicio. 
Érase el reverendo
 un frailejón tremendo,
 hombre de vello en pecho,
 de estos de “dicho y hecho”,
 que en nada gastan calma:
 en fin (aparte el alma),
 un toro guadianés hecho y derecho.
 Con bravo empuje y con ardor frailengo,
 el reverendo padre 
a la beata madre 
daba con la de Rengo;
 y a la sierva de Dios en tal ataque 
(o bien fuera del susto 
o mejor con el gusto de sentirse menear el badulaque) 
se la soltó el zumaque, 
quiero decir, que se le fue en falsete 
un punto al clarinete
 por el lado contrario al que la acometía el dromedario.
 -¡Hola!, ¿quién tose? (dijo el padre nuestro).
 -Nadie, padre maestro (respondió la beata remilgada);
 siga la santa obra; no fue nada, 
sino que ya el influjo de la gracia 
obra con eficacia; 
prosiga sin cuidado; 
nadie tose; soy yo, que he estornudado-. (Cada cual estornuda 
por donde Dios le ayuda.) 
Y diciendo y haciendo,
 replicó el reverendo:
 -Si eso es estornudar,¡Dominus tecum!- 
Y la volvió a trastear el vade-mecum.
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